jueves, 15 de febrero de 2018

Cuando te fuiste Padre...


Mientras estuviste conmigo, me hiciste sentir especial, importante, segura y amada…
Me enseñaste a compartir, a no ser egoísta y también...heredé tu nobleza.
Aprendí a ser compasiva con los animales, a verlos con amor y a respetarlos.

Cuando te fuiste… todo mi mundo se derrumbó, mi vida cambió…ya no fui la misma niña juiciosa y dedicada. Tampoco lloré, sabes…nunca me desahogué.
Mi atención se desvió…buscaba ese cariño que había perdido; te busqué en amistades, en novios y nunca te encontré…

Lo acepto, me costó trabajo perdonarte… pues en ese entonces te consideraba mi guardián, mi héroe…

Nunca seré quien para juzgarte; eso me lo recordó sabiamente mi hermano, que, aunque siempre fue más fuerte, también sufrió tu ausencia… no viví tu vida, no calcé tus zapatos, no conocí tu pasado con exactitud, ni tus vivencias. No sé cómo fueron tus padres y seres más cercanos contigo. No sé qué altibajos y temores manejaste; no sé qué te marcó y que te apagó….

Solo sé, que al ver tu cabello plateado y tu mirada triste que intenta esconder el dolor de lo vivido…lo único que quiero, es darte lo mejor, lo que te faltó, lo que en silencio anhelaste…

Te doy mi amor, Padre...como muestra sincera, de mi perdón.

Mireya M. 2018

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sábado, 3 de febrero de 2018

Descubramos la esencia de cada Ser.


Dejé de recorrer la vida, mendigando amor donde no lo hay. Donde ni siquiera se tiene la virtud de descifrar su significado…donde se entrega el cuerpo, no el alma, ni el corazón. Donde los momentos que compartes son vacíos y superficiales…te entregas por un instante…y no por toda una eternidad….

Un mundo donde…

Oyes...no escuchas…
Adivinas…no presientes…
Quieres…no amas…
Hablas….no recitas…
Perdonas…no olvidas…

Y he aprendido a no buscar simples apariencias y mejor aún descubrir virtudes y cualidades que se esconden tras un rostro muchas veces inexpresivo para ti. Personas que en el fondo llegan a ser tan auténticas e incomparables, cuya alma muchas veces es tan pura y transparente. Donde no cabe la envidia, el rencor, ni ningún sentimiento de odio…tan solo la humidad, la sencillez y el deseo de ofrecer a todo ser humano lo mejor de sí…

Es tan difícil encontrar en tu camino personas de tal valor, pero aún más difícil es darse cuenta de que han estado frente a ti y no los haz visto, no las ha sentido y no las has amado…

Abre tu corazón y tu mente, deja tus prejuicios y lograras ver lo realmente valioso y esencial…de cada Ser.

Mireya M. 2018

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